31/7/12

Ideas (I)


En publicidad, hablamos de ideas como tótems. Les rendimos culto.
Buscamos y premiamos las mejores. Llenamos powerpoints y workshops sobre
cómo lograr una idea diferenciadora relevante interesante reveladora movilizadora
atractiva innovadora impactante brillante generosa emocionante (su nombre aquí)

Pero luego veo la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Londres.
Y alucino.
Y disfruto.
Y veo buenas ideas, pero todavía mejores ejecuciones.

Y admiro.

Y aunque lo parezca, esto no va a ser otro post recurrente sobre la era del “hacer”
en contraposición al “hablar”. Esto no va de crear experiencias ni de marketing
digital. Tampoco de ganchillo ni de huertos urbanos.

No hablo tanto de “hacer” sino de “querer”.

Hablo de querer tanto una idea como para cuidarla hasta al final. Como para
volverse obsesivo con ella. Como para defenderla sin pensar en las consecuencias.
Como para esconderla si no ha llegado su momento.

Pero sobre todo, hablo de quererla tanto como para acompañar a sus autores
para la lleven a cabo con el mismo amor y pasión con los que la parieron. Tanto
como para quitarse del medio y asentir.

Porqué peor que una idea mediocre es una idea huérfana.
Una idea que no es de nadie.

Por eso, antes de hacer tu próxima aportación pregúntate si con ella puedes estar
cortando un cordón umbilical. Y si es el caso, asegúrate de que valga la pena.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Antes en Barcelona, ahora en el Cono Sur.

This is a personal weblog.
The opinions expressed here represent my own
and not necessary those of my cat nor my employer.


Ė